dilluns, 24 de febrer del 2014

EL CLUB DE LOS CIEN KILOS

La obesidad no siempre ha sido una enfermedad, en su día fue considerada un modelo de salud y de vigor

A veces las historias no las encuentras, sino que ellas te encuentran a ti. En este caso, llegó a mi conocimiento de la manera más inesperada, a primera hora de una gris mañana de sábado tumbado en la cama mientras me curaba de un catarro. Mi amiga Roser Messa —que escribe sobre Barcelona en su blog Cosas de Absenta— me envió una fotografía realizada por Guillem de Plandolit en 1904, donde se veía el cartel de un tal Blancoman anunciado como el hombre más gordo del mundo.
La imagen la había encontrado Enric H. March, otro aficionado a la historia local que buscaba información para escribir una entrada en su blog Bereshit. Según pude averiguar, el tal Blancoman era en realidad Gerard Vracoman, un austríaco que pesaba 232 kilos y que había sido premiado en la Exposición Internacional de París de 1900 (¿premiado por qué?). Como terminó escribiendo Enric: “Tenia una cintura de dos metros de circunferencia y cada pierna medía 107 centímetros. Era hijo de una mujer italiana que murió en el parto. Pesaba 24 kilos cuando nació y fue alimentado con leche de cabra. Durante los primeros años del siglo XX se dedicó a dar vueltas por Europa exhibiéndose acompañado de otro fenómeno, el Hombre Museo, que llevaba todo el cuerpo tatuado con historias, como El hombre ilustrado de Ray Bradbury”. Detrás de esta noticia, como la cola de un cometa, encontré un tema muy acorde con esta época post-navideña, temporada alta de dietas y gimnasios.
La obesidad no siempre ha sido una enfermedad, en su día fue considerada un modelo de salud y de vigor, y en las mujeres, una prueba de fertilidad. Cuando se habla de gordos siempre se recuerda a aquellas Venus prehistóricas de grandes pechos y anchísimas caderas, capaces de criar a una hilera de retoños. Sin embargo, con la aparición de las culturas guerreras aquel modelo humano se convirtió en un signo de holgazanería.
En Esparta los varones pasaban una revisión física, y a aquellos que se estaban poniendo fondones se les obligaba a hacer ejercicio. Entre los celtas, los hombres tenían un cinturón que estaban obligados a calzarse una vez al año, y en caso de no poder ceñirlo se les imponía una multa. Para los romanos, el sobrepeso se consideraba un signo de vulgaridad. En una sociedad tan hedonista como la latina, y tan aficionada a los banquetes, la manera de mantener la línea era provocar el vómito entre plato y plato. La Edad Media fue un período de grandes hambrunas, y la gordura se convirtió en la condición visible de la riqueza, y aún de la realeza. El rey normando Guillermo el Conquistador, el emperador carolingio Carlos III el Gordo, Luís VI el Gordo de Francia, Alfonso el Gordo de Portugal, o Enrique I el Creso de Navarra tuvieron problemas con la báscula. Incluso les incapacitó temporalmente para gobernar, como le ocurrió a Sancho I el Gordo, que apartado del trono huyó a Córdoba donde los médicos andalusíes le pusieron nuevamente en forma. Todavía no calificada de epidemia como en el siglo XXI, la obesidad fue condenada por la medicina, que la denominaba polisarcia. Surgieron remedios milagrosos como beber grandes cantidades de vinagre puro, o como las Perlas Vitales del Centro Higiénico-Médico de la calle Tapinería, la cura de los estados adiposos que ofrecía el Gabinete Médico del pasaje Domingo, el Agua Purgante Rubinat que se vendía en la Gran Vía barcelonesa, las Píldoras contra la Obesidad del doctor Sanders de París, o el régimen inventado por el doctor Schwenninger —médico personal de Otto von Bismarck—, que llegó a ser contratado por el sultán de Turquía para tratar a las mujeres de su harén.
El siglo XIX significó una nueva concepción de la obesidad, mostrada públicamente como un fenómeno de la naturaleza. Uno de los primeros gordos célebres fue un anónimo norteamericano nacido en 1793, que aparecía en muchos tratados médicos porque al morir pesaba 454 kilos. El inglés Daniel Lambert, de 350 kilos, llegó a tener entre el público a la familia real. Entonces se hablaba de obesidades honestas (como la respetable barriga en un hombre de mediana edad) y de obesidades monstruosas que la gente pagaba por contemplar. En 1836, en Madrid se representó El hombre gordo, de Manuel Bretón de los Herreros, comedia protagonizada por el actor Joaquín González, que pesaba 207 kilos. Veinte años más tarde se dio noticia de la muerte de Louis Mussard, el hombre más gordo de Francia, que pesaba 265 kilos. De él se contaba la anécdota de que a un campesino llegado a París para ver a Tora-Pouce —el liliputiense más célebre de la época—, lo enviaron a casa de Mussard. Y al verle aparecer por la puerta, el labriego se quedó mudo de la impresión. El bueno de Louis, acostumbrado a la broma, le aclaró: “Le han dicho que soy un enano, lo que pasa es que en casa me pongo a mis anchas”.
En la ciudad norteamericana de Hoboken, un hombre que pesaba 113 kilos —miembro de la Asociación de los Hombres Gordos—, anunció que pasaría el invierno dentro de un árbol hueco y sin alimento para probar que los seres humanos somos capaces de invernar como los osos. Esta asociación se reunía anualmente en Nueva York, a imitación de la que ya existía en Londres.
En 1896 se creó en París el Club de los Cien Kilos, cuyos miembros se congregaban para celebrar grandes banquetes. En este club tan especial podría haber triunfado la mujer más obesa de la historia, la norteamericana Carol Yager, que llegó a pesar 726 kilos. Y el mayor gordo de quien se tiene noticia, John Brower, de 635 kilos. Uno de los últimos casos extremos fue el mexicano Manuel Uribe, que llegó a pesar 560 kilos y murió en 2008. Ese mismo año, Japón prohibió la obesidad, ley que desde entonces sanciona con fuertes multas a quienes no cuidan lo que comen. Los hombres no pueden medir más de 85 centímetros de barriga y las mujeres, 90. Cojan una cinta métrica y comprueben ustedes mismos si serían o no sancionados en aquel país asiático.

 Xavier Theros. El País.

dilluns, 17 de febrer del 2014

FESTA DEL CROS

Benvolgudes famílies.
El diumenge, 2 de març de 2014 a partir de les 10 del matí, se celebrarà la Festa del Cros al pavelló Nou Congost de Manresa. És tracta d'un acte de reconeixement i lliurament de guardons a tots aquells nens i nenes que han participat en un mínim de set curses en la Fase Comarcal de Cros.
Ens demanen la confirmació de la vostra assistència per a una millor organització de l'acte. Ho podeu fer directament vosaltres trucant al telèfon 938721917 o si us estimeu més li ho comuniqueu al Joan i ell ja farà arribar al Consell Esportiu la llista de tots els assistents. Sigui per una via o per l'altra aquesta confirmació s'ha de fer abans del dijous 27 de febrer.
Si per qualsevol motiu no podeu assistir a aquesta celebració, el guardó s'haurà de passar a recollir en horari d'atenció al públic (de dilluns a divendres de 10:00 a 15:00 hores i dilluns i dimecres de 17:00 a 19:00) per les oficines del Consell Esportiu del Bages, a partir del dilluns 3 de març.
La gent del Consell ha fet un llistat de nois i noies segons les curses que han corregut. Els han distribuïts en tres nivells:
  •  Nivell 1: Han participat en 11 curses. 
  •  Nivell 2: Tots els nens i nenes que han corregut en 9 - 10 curses.
  •  Nivell 3: Aquí s'inclouen els qui hi han participat en 7 - 8 curses. 
Després de consultar la llista, els nens i nenes guardonats de la nostra escola han estat:
  •  Nivell 1: Cap.
  •  Nivell 2: Nil Codina, Júlia Manchado, Oleguer Rodríguez, Naia Sabio, Noa Sabio.
  •  Nivell 3: Estel Dalmases, Martina Junyent, Quim Junyent, Biel Marquès, Júlia Marquès, Bernat Sivill.
De totes formes en aquest enllaç que us deixo podeu consultar directament la llista del Consell Esportiu.


Moltes gràcies a tothom. 
Salutacions.
Secció Esportiva Escola Guillem de Balsareny.

dilluns, 10 de febrer del 2014

SALLENT, 2; BALSARENY, 2

A Balsareny durant uns anys vam tenir un equip de futbol que despertava l'admiració allà on jugava. I per descomptat, la nostra també. De nens anàvem feliços al camp endiumenjat, ens entusiasmàvem amb els jugadors perquè la veritat és que ho feien la mar de bé i no paràvem de presumir d'equip.
Són molts els records (i les olors! -qui no evoca els records futbolístics d'aquells anys amb la penetrant olor de l'ungüent Linimento Sloan, que venia en ampolletes de vidre amb la imatge d'un senyor amb un senyor bigoti-) que encara guardo, però un dels que em van marcar més especialment va ser un partit Sallent - Balsareny disputat al vell camp de la Costeta, al poble del costat.
Us deixo un parell de cròniques d'aquell partit. No es tracta d'un acte de nostàlgia sinó la de rememorar aquell 3 de març de 1968 quan la Unió Esportiva va escriure una de les pàgines més brillants de la seva història. M'hauria agradat acompanyar aquesta informació amb una foto d'aquell llegendari equip però malauradament no en tinc cap.
Em considero una persona afortunada pel fet que vaig ser un espectador de primera fila en aquell encontre. Recordo, des de la meva innocència infantil, l'èpica dels nostres jugadors, cosa valorada pel cronista de l'època, però també el descobriment de l'equip veí, un autèntic gran equip també, que aquella tarda em va fascinar i al qual tampoc he deixat mai d'admirar.
Amb el pas dels anys, la vida en un gest de complicitat em va picar l'ullet un parell de vegades. Vaig arribar a ser jugador d'ambdós equips i curiosament, els dos jugadors balsarenyencs que no van acabar el partit, Pere Perarnau i Ramon Bovet, en un moment o en un altre em van transmetre la seva saviesa futbolística com a entrenadors meus.
Finalment, assenyalar que els jugadors Betis, motiu amb el qual era conegut Manolo González, i Bovet són els avis dels nostres alumnes Ainoa García González i dels germans Jenay i Gerard Hernández Bovet, respectivament. Ben orgullosos s'han de sentir aquests marrecs dels seus avis, dos futbolistes excel.lents que van formar part d'aquell mític equip, el millor Balsareny de tots els temps.
Des d'aquí el nostre reconeixement més franc a ells i als seus companys d'equip perquè amb la pilota van engormandir de valent a tothom. No és tan fàcil.
Una abraçada. 



diumenge, 2 de febrer del 2014

CROS DE SANTPEDOR

Amb el cros de Santpedor en principi es tanca la temporada. Restem a l'espera si se celebra la final de Catalunya, de forma que si així passés ja us passaria la informació. Us felicitem a tots i agraïm la vostra participació.

CROS DE SANT FRUITÓS

Aquesta setmana tocava a Sant Fruitós. En les fotos, si parem atenció en els rostres esbarrellats d'aquests marrecs, ens adonarem que no van sortir de Balsareny a passar un matí d'excursió. Van  córrer amb el cor sotraguejant com un foll i, a punt de perdre l'alè, el seu coratge els va donar força per  continuar sense llençar la tovallola. Simplement per treure's el barret.